viernes, 2 de septiembre de 2011
Nano: Un 7 (siete) en sánguches
Por El erudito del sangüi
Sobre la avenida Ejército del Norte pero por la acera contraria, cada fin de semana desfilan cientos de jóvenes (y no tan jóvenes) atraídos por la oferta nocturna de un renombrado boliche. A escasos metros del lugar, en la esquina noreste de Santa Fe y avenida, las agudas melodías de los autos retumban con menor intensidad. Las persianas y puertas de sanguchería Nano están cerradas, y sobre la pared, una pareja no dispuesta a volver a casa reparte los minutos entre besos y abrazos. A un costado, tres jóvenes entrados en copas reniegan que Nano no prepare sánguches de madrugada. “La verdad que no entiendo; uno sale del boliche con un hambre apache y Nano está cerrado”, protesta Ariel.
Teniendo en cuenta la popularidad del ritual sanguchero post boliche, resulta poco entendible que, estando a un paso de dos locales bailables, las cocinas de Nano no estén listas para palear el hambre de los trasnochados. Empujados obligadamente a la calle por la ridícula ley de las 4 AM, miles de ellos prefieren un suculento sánguche de milanesa a seguir congueando en alguna de las tantas fiestas clandestinas de la ciudad. “Habrá que ver la razón, pero sería ideal que esté abierto cuando la gente sale de bailar”, explica Alejandro, a lo que agrega: “Tendrán sus razones, quizás en algo tenga que ver el tema de la seguridad”.
De noche, pero cuando las agujas del reloj aún no han decretado el cambio de día, las puertas están abiertas de par en par, y un mediano pero espacioso salón alberga a decenas de comensales. Apoyado sobre la barra, un joven de no más de 25 años escribe sobre un pequeño papel los pedidos de los clientes: completa sin ají; poca verdura y mayonesa; completa; completa sin mostaza. A diferencia de algunos lugares donde el cocinero recibe directamente las indicaciones, en Nano prefieren el sistema de mesero, que si bien es más cómodo para el comensal no se ajusta a la pauta consuetudinaria del culto sanguchero.
El local no está repleto, por el contrario, apenas un puñado de mesas está ocupado. En una esquina, bajo la custodia de dos heladeras repletas de gaseosas y cervezas se pueden distinguir los movimientos de la cocina. Según el experto en hamburguesas, el ritmo no es el mejor: “Que no haya muchos clientes y el servicio no sea rápido habla a las claras de algún error en el circuito de producción”, analiza mientras intenta detectar alguna falla en la elaboración. En la plancha, uno de los cocineros prepara lomitos y hamburguesas simultáneamente, mientras que otro, hace lo propio con las milanesas. Terminada la cocción son alistados y posteriormente depositados en las mesas. “No hay buena coordinación entre los maestros sangucheros”, suelta Santiago, mientras se lleva a la boca un lomito completo sin picante.
El resultado de este proceso ejecutado con cierta parsimonia es bueno. Los tres sánguches (milanesa, lomito y hamburguesa) se relacionan bien con el paladar, y el pan, es casi un hallazgo. La bebida de Nano es de la línea Coca Cola, y quienes prefieren una malta para comer tienen la opción de hacerlo con Salta Negra, o bien, con Budweiser y Heineken. Otra vez, la botella más grande de gaseosa es de un litro. Los aderezos, en tanto, denotan buena calidad, y el queso derretido en la plancha invita a ordenarlo.
Si bien no abundan las variedades de sanguis como en otros locales, están los justos y necesarios. Las hamburguesas caseras, las milangas condimentadas, y los buenos lomitos evidencian la regularidad de los productos de Nano. Sólo las papas fritas (de la industrial Mc Cain) chocan con las aspiraciones caseras. En avenida Ejército del Norte y Santa Fé, te esperan algunos sánguches que merecen la pena ser probados, en especial, las hamburguesas.
Sánguche de lomito
Puntuación: 7
Un buen sánguche, sobre todo su versión con queso. No hay nada que se destaque demasiado sobre el resto pero tampoco hay decepciones. Se puede decir que está todo en un nivel parejo; si se quisiera destacar algo sería el pan que no es de un estilo muy común entre los clásicos sánguches. Tanto el pan como el resto del sánguche merecen recomendarles que se den una vueltita por Ejército y Santa Fe. Por San Guchazo
Hamburguesa
Puntuación: 7,5
El tamaño es el adecuado y el pan es excelente. A simple vista uno puede pensar que la cantidad de carne es floja, pero al ser tan sabrosa y estar tan bien condimentada la relación carne-pan es justa. El agregado de queso suma un punto más por la calidad y la forma de derretir el queso (queso contra plancha al antiguo estilo Pichón, de Los Eléctricos). La hamburguesa no es casera al 100%, se nota que es de producción, manufacturada en alguna carniceria independiente. Muy recomendable. Por Amante de la Comida 53
Sánguche de milanesa
Puntuación: 7
El grosor de la carne alcanza apenas el nivel exigido por los sangucheros, sin embargo el sabor es bueno. Si a eso le agregamos un pan sabroso y tostado en el punto justo, obtenemos un sánguche de siete puntos. Los aderezos acompañan bien, y los agregados complementan a la perfección. El tamaño es normal y las verduras no son de las mejores. Una salsa de cebolla resulta fundamental pero en Nano no está disponible esa opción. Por El erudito del sangüi
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2 comentarios:
Es necesario para todos los seguidores que hagan un ranking de las 20 sangucherias mas buenas... gracias y son geniales... que pluma para relatar... exitos
buenos puntajes para unos productos que bajaron de nivel desde hace un poco mas de un año, si hubieran hecho el testeo a mediados de 2010 seguramente el puntaje habria superado las expectativas de los mismos catadores
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