Don Pepe: El regreso de un sánguche con historia

Por El erudito del sangüi

El andar vacilante de Don Pepe nos lleva a distintos lugares y momentos que son válidos rescatar del rincón de los recuerdos. Los albores de ésta mano experta nos trasladan directamente a la característica esquina de barrio Sur, más precisamente, al cruce de calle General Paz y pasaje 2 de Abril. Allí, en uno de los sitios más característicos de la tradición sanguchera, los tucumanos supieron probar unos de los apretados más valorados por la crítica general.

Tiempo más tarde, en otra plaza sanguchera por excelencia como lo es Yerba Buena, los habitantes de la “ciudad jardín” se sorprendieron gratamente con la apertura de un Don Pepe en la neurálgica avenida Aconquija. Pese a su paso casi fugaz, la pérdida no fue para nada irreparable. El margen este del canal que divide a la capital de Yerba Buena vio nacer una sanguchería con marcadas reminiscencias que sirvieron de consuelo para los amantes de este apretado.


Hace escasos meses, muchos adeptos a la comida tucumana más popular, leyeron con gran entusiasmo un cartel con la siguiente leyenda: “Don Pepe, el original”. Así, con la apertura de un mediano local en la esquina de San Luis y Lavalle, volvió a la escena provincial una de las manos con más historia del circuito. Algo para celebrar, más allá de que sea de nuestro agrado o no, los sánguches que allí se preparan.

La oferta encaja dentro de lo tradicional. Milanesas, lomitos, terneras y hamburguesas formar parte del menú disponible. En cuanto al acompañamiento, la típica cebolla seduce desde la barra hasta al más reacio a esta verdura. Los agregados, al igual que en la mayoría de las sangucherías, vienen de la mano del queso, el jamón y el huevo. La bebida es de la línea Pepsi, y el envase de mayor tamaño es de 1,25 l.

En cuanto al mobiliario, Don Pepe brinda a sus clientes una barra característica, varias mesas en la vereda y apenas tres mesas adentro, cantidad que se explica más por el calor de la época que por la disponibilidad de espacio. La vajilla es buena y tanto las mesas como las sillas son bastante confortables.

En relación a lo estrictamente gastronómico, los sánguches no son nada nuevo para el paladar de aquellos que tienen cierto rodaje en el circuito. Sólo la hamburguesa, de marca Paty, y el ají son los puntos flacos del lugar. Pero fuera de eso, vale la pena llegarse hasta la zona sur capitalina para rememorar buenos momentos. Y, si prefieren la comodidad, no es mala idea levantar el teléfono y hacer que te lo acerquen a casa. Aunque, una de las máximas sangucheras no lo aconsejen: no es lo mismo comerlo en la casa que al calor de las planchas y freidoras.


Sánguche de lomito
Puntuación: 7

Desde que decidimos ir a pepe sabia que era imposible "clavarse", puesto que mucha experiencia avala al dueño del lugar. El sánguche es sobrio, con unos buenos acompañamientos de verduras y aderezos destacándose el buen sabor y grosor de la carne. Un sanguche clásico y rico pero que no descolla sobremanera; aun así es un muy buen producto que vale la pena conocer. Por San Guchazo

Hamburguesa
Puntuación: 4

Don pepe debe ser uno de los sangucheros más antiguos en actividad por eso me decepciona encontrarme con una paty en su local. De aderezos bueno, un picante que no es mas que un chimichurri con grandes pedazos de verduras. No hace la diferencia como para poder ponerle algo más que un común cuatro. Por Amante de la comida 53

Sánguche de milanesa
Puntuación: 7,5
No es novedad el sabroso gusto de la mila, sí que esté otra vez a disposición de los amantes de la milanga este apretado característico. En esta versión nos encontramos con un pan muy bueno, verduras a tono y aderezos más que aceptable. El tamaño deja con ganas de más, y a quienes le guste le cebolla es una buena opción agregarla. Habrá que ver si el correr del tiempo hace que mejore. Por El erudito del sangüi